martes, 24 de mayo de 2011

(...) el milagro de existir, el instinto de buscar, la fortuna de encontrar, el gusto de conocer (...) prefiero querer a poder, palpar a pisar, ganar a perder, besar a reñir, bailar a desfilar y disfrutar a medir. Prefiero volar a correr, hacer a pensar, amar a querer, tomar a pedir. Pero antes que nada, soy partidario de vivir (...)

miércoles, 18 de mayo de 2011


Nunca te arrepientas de un día en tu vida.
Los buenos días te dan felicidad, los malos días te dan experiencia...

Y ambos son esenciales para la vida.


La felicidad te mantiene dulce,
los intentos te mantienen fuerte, las penas te mantienen humano,
las caídas te mantienen humilde y el éxito te mantiene brillante...

Pero sólo tú puedes seguir caminando...

miércoles, 4 de mayo de 2011

Arenas de Soledad


Empezar de nuevo
sin destino y sin tener
un camino cierto que, me enseñe a no perder la fe
y escapar de este dolor, sin pensar en lo que fue
¿cuanto aguanta un corazón sin el latido de creer?

martes, 26 de abril de 2011

El leñador tenaz

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera.El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo, mejores aún,así que el leñador se propuso hacer un buen papel.

El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque.

El leñador, entusiasmado, salió al bosque a talar.

En un sólo día cortó 18 árboles.

Te felicito -dijo el capataz- sigue así


Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó temprano. A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de 15 árboles.

Debo estar cansado-pensó el leñador- voy a acostarme.

Al amanecer, se levantó decidido de nuevo a batir su marca de 18 árboles. Sin embargo, ese día, no llegó ni a la mitad.

Al día siguiente taló 7, al siguiente 6 y luego 5 así hasta que el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol.

Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurar le que se estaba esforzando.

El capataz le preguntó ¿Cuándo afilaste el hacha por última vez?

¿Afilar?- Preguntó el leñador- No he tenido tiempo de afilar... he estado demasiado ocupado talando árboles... (J.B)

miércoles, 20 de abril de 2011

Ni tú ni yo somos los mismos

El Buda fue el hombre más despierto de su época.Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión.

Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. 




Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó:
-¿No estás enfadado, señor?
-No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:
-¿Por qué?
Y el Buda dijo:
-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.

El Maestro dice:

Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Autodependencia

Me acuerdo siempre de esta escena:

Mi primo, mucho más chico que yo, tenía cinco años. Yo tenía unos doce...

Estábamos en el comedor de la casa de mi abuela. Mi primo vino corriendo y se llevó la mesa por delante. Cayó sentado de culo en el suelo llorando.

Se había dado un golpe fuerte y poco después un bultito del tamaño de un garbanzo le apareció en la frente.

Mi tía que estaba en la habitación, corrió a abrazarlo y mientras me pedía que trajera hielo le decía a mi primo: "Pobrecito, mala la mesa que te pegó", chas chas a la mesa..., mientras le daba palmadas al mueble invitando a mi pobre primo a que la imitara... Y yo pensaba: ¿...? ¿Cuál es la enseñanza? ¿La responsabilidad no es tuya que eres un torpe, que tienes cinco años y que no mirás por dónde vas? la culpa es de la mesa. La mesa es mala.

Yo intentaba entender más o menos sorprendido el mensaje oculto de la mala intencionalidad de los objetos. Y mi tía insistía para que mi primo le pegara a la mesa...

Me parece gracioso como símbolo, pero como aprendizaje me parece siniestro: tú nunca eres responsable de lo que hiciste, la culpa siempre la tiene el otro, tú no, es el otro el que tiene que dejar de estar en tu camino para que tú no te golpees...


Tuve que recorrer un largo trecho para apartarme de los mensajes de las tías del mundo.

Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña. Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño. Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de participación en los hechos.

Tengo que darme cuenta de la influencia que tiene cada cosa que hago. Para que las cosas que me pasan me pasen, yo tengo que hacer lo que hago. Y no digo que puedo manejar todo lo que me pasa sino que soy responsable de lo que me pasa porque en algo, aunque sea pequeño, he colaborado para que suceda. Yo no puedo controlar la actitud de todos a mi alrededor pero puedo controlar la mía. Puedo actuar libremente con lo que hago. Tendré que decidir qué hago. Con mis limitaciones, con mis miserias, con mis ignorancias, con todo lo que sé y aprendí, con todo eso, tendré que decidir cuál es la mejor manera de actuar. Y tendré que actuar de esa mejor manera. Tendré que conocerme más para saber cuáles son mis recursos. Tendré que quererme tanto como para privilegiarme y saber que esta es mi decisión. Y tendré, entonces, algo que viene con la autonomía y que es la otra cara de la libertad: el coraje. Tendré el coraje de actuar como mi conciencia me dicta y de pagar el precio. Tendré que ser libre aunque a ti no te guste. Y si no vas a quererme así como soy; y si te vas a ir de mi lado, así como soy; y si en la noche más larga y más fría del invierno me vas a dejar solo y te vas a ir... cierra la puerta, porque entra viento. Si esa es tu decisión, cierra la puerta. No voy a pedirte que te quedes un minuto más de lo que tú quieras. Te digo: cierra la puerta porque yo me quedo y hace frío. Y esta va a ser mi decisión. Esto me transforma en una especie de ser inmanejable. Porque los autodependientes son inmanejables. Porque a un autodependiente solamente lo manejas si él quiere. Esto significa un paso muy adelante en tu historia y en tu desarrollo, una manera diferente de vivir el mundo y probablemente signifique empezar a conocer un poco más a quien está a tu lado.

Si eres autodependiente, de verdad, es probable que algunas personas de las que están a tu lado se vayan... Quizás algunos no quieran quedarse. Bueno, habrá que pagar ese precio también. Habrá que pagar el precio de soportar las partidas de algunos a mi alrededor y prepararse para festejar la llegada de otros. (Quizás....). J.B.

lunes, 21 de marzo de 2011

La mEmoRia


Cuantas veces hemos deseado borrar un día, un instante, un momento… hasta un año de nuestras vidas, borrarlo todo y vaciar nuestra memoria.

Cuantas veces deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar…

Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo, regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su paso y se marchan con lágrimas y un largo adiós.


 Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemplo a la frase "comenzar de nuevo" ¿cuántas cosas no perderíamos? serían como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.

Quedarían atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos mas cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso, la sonrisa mas esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro.

¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos recuerdos? dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades por soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde no sabemos que nos espera.

¿Vale realmente la pena perder la memoria?